Daigo, un violonchelista en paro, descubre su vocación cuando abandona Tokio con Mika, su mujer, y acude a la ciudad y casa donde vivió su infancia. Un proceso lento y sorprendente le convertirá en un especialista en el nôkan, ritual mortuorio japonés que supone una rememoración del difunto desde el acto de embalsamamiento. En su aprendizaje se irán cruzando una serie de historias de reconciliación de los vivos con los muertos e irá, poco a poco, abriendo su propia historia a un camino de pacificación.
La película nos llegará a emocionar y nos permite contemplar la muerte con una perspectiva distinta que supone una autentificación de la vida y una llamada a asumirla aceptando su dramatismo pero desde una confianza dispuesta a reconocer que estamos en buenas manos.
Prof. Peio Sánchez
Departamento de Cine
Arzobispado de Barcelona
(tomado de: "Las diez mejores películas del cine espiritual del 2009" en http://www.ciudadredonda.org/)
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