Sobrecogedora película del maestro polaco Andrezej Wajda con la que ha querido sellar su amplia y significativa filmografía. Este testamento fílmico trata del genocidio de Katyn perpetrado por el comunismo soviético en 1940 y que afectó personalmente al director ya que su padre era uno de los 20.000 oficiales y ciudadanos polacos asesinados.
Narrada desde la perspectiva de los supervivientes, especialmente mujeres, es un himno a la reconciliación desde la memoria que busca la verdad. La fe católica se muestra con intensidad en distintos momentos pero de forma más contundente en los últimos minutos. Así el último plano es un icono que no conviene olvidar y menos enterrar. Lástima que, también en este caso, el público se mueva más por la publicidad manipuladora que por la elección del buen cine.
Prof. Peio Sánchez
Departamento de Cine
Arzobispado de Barcelona
(tomado de: "Las diez mejores películas del cine espiritual del 2009" en http://www.ciudadredonda.org/)
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